viernes, 2 de octubre de 2015

Los Delfines son las estrellas de esta terapia.

Ya desde 1998, yo, fundadora de Discapacidad en Acción e iniciadora de este Facebook, contacté a un médico terapeuta de la Isla en Key Largo (Estado de la Florida) durante mi estadía de 6 años en Estados Unidos. Dolphin Care Island es donde se llevó a cabo la primera real experiencia.
Fui convocada participar en una sesión como observadora y mucho es lo que se habla de esto, pero poco se informa bien de qué sucede en estas sesiones. No es algo nuevo, es algo que se extendió hacia otros países años más tarde y pocos conocen esta alternativa,
Las sesiones se llevan a cabo con la participación del paciente a tratar, el terapeuta especializado, el niño y sus padres o integrante la familia más cercana a él / ella, o el que pasa más tiempo en su vida cotidiana pues el lazo afectivo es importantísimo en este proceso y los delfines son lo milagroso del proceso.
En un principio eran menos los delfines entrenados, y se trataba de que los hijos de ellos fueran sucediéndose como participantes futuros.
Hoy son muchos más a los que se sumó en el 2008 un perro llamado Honey, rescatado de un refugio en Miami y luego certificado como perro de terapia asistida. Participa en la segunda parte de la terapia (sesión de clase).
La terapia con delfines es para niños, pero también para los adultos, con síndrome de Down, autismo u otro trastorno mental. También para los niños con retrasos en el desarrollo. Hay varios objetivos que las personas pueden lograr con la terapia con delfines. El objetivo más importante es la experiencia positiva y la diversión que los niños tienen cuando están jugando con los delfines. También durante la sesión y posterior a ella pueden notarse serios avances en el desarrollo y potencializar capacidades existentes y no encontradas anteriormente al proceso de esta experiencia.
A menudo es la intención de que los niños aprendan a comunicarse y buscar el contacto visual con las personas. Otras metas son las habilidades sociales, confianza en sí mismo, la independencia, la estabilidad emocional y se extienden de la concentración. También el sonido emitido por el delfín es parte de lo terapéutico ya que despierta ciertos estímulos que otras terapias no logran.
Luego de nadar con los delfines se entra a una sesión en la sala de clase. Allí pueden elegir una temática o tomar una imagen de las sesiones de terapia en el agua, y tratar de describir qué estuvieron haciendo en ese momento y cómo se sintieron. Expresar los sentimientos es lo que a veces cuesta en algunos más en otros menos.
Lo interesante es que deben dibujar, pintar (la inclinación es la de plasmar la experiencia vivida recientemente), jugar juegos ligados a su vida real con sus familias que son de alto valor integrador de su núcleo familiar.
Luego de esta experiencia vivida hay buenos resultados. Entre alguno de ellos es el de crear un vínculo más fuerte entre el paciente y su familia y despertar una gran mejoría en la atención e interacción acorde a los procesos de cada caso o grado de avance de cada patología.
Hay mucha magia en todo lo que se vive y el pensamiento de que nada cambiará se transforma en la idea que el siguiente respiro de vida puede traer amor, desastre o algo hermoso.
Es por eso que doy mi alto saludo de admiración a los padres que día a día buscan respuestas, luchan, se postergan para el bienestar de un hijo especial.

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